La Mayor Pobreza del Mundo
¡La pobreza de FELICIDAD!
Nos imaginamos en este momento como te sientes luego de haber leído el título con el que damos inicio a este artículo, pues efectivamente, sentimos lo mismo que tú, nuestro mundo adolece de Felicidad, y no estamos tratando de cualquier tema o cuestión, pues constituye a su vez la gran meta colectiva de La Humanidad, la cual hasta nuestros días no hemos alcanzado, en parte debido a una falla al identificar sus causas de raíz. Sin embargo, hay que reconocer que ha habido notables avances, aunque insuficientes, pues es alarmante reconocer que casi la totalidad de nuestro mundo vive en la pobreza de felicidad.
Esta pobreza la podemos constatar en nosotros mismos, en nuestros seres queridos y a diario en todos los rincones de nuestro “Planeta Tierra”, no hace falta colocar cifras al respecto, aunque sería tal vez una estrategia interesante medir a través de una encuesta la realidad de la misma y su impacto en la vida de las personas, la productividad de las empresas u organizaciones, el potencial de desarrollo de los países y el destino de La Humanidad; y lograr con este estudio que todos tomemos plena conciencia de lo importante que es abordar de una vez por todas la problemática mayor de nuestra sociedad.
Muchas veces hemos añorado estar ya en el llamado paraíso, como señal inequívoca de nuestro más grande deseo profundo, dejando en manos de terceros una posibilidad colectiva que sentimos seriamente que está al alcance de nuestras manos.
Suficientes motivos existen para justificar el hecho de que abordemos de una vez por todas, todos y cada uno de nosotros, en nuestro espacio interior primero, y luego compartido con los demás, las razones profundas del porqué nos encontramos en éste gran vacío, que no le es ajeno a ninguna persona en el mundo, esta pobreza no conoce de clases económicas ni sociales, ni de razas o credos, no discrimina bajo ningún motivo, todos somos firmes candidatos de la misma y va más allá incluso del aspecto económico o de la cantidad de dinero y bienes que podamos acumular a lo largo de nuestra vida.
Existe en nuestra cultura actual un fuerte paradigma que arrastramos desde tiempos inmemoriales, el cual asocia la felicidad a la tenencia de dinero, y más que ello, al hecho, casi como por obligación y gran propósito de vida, de gozar abundantes cantidades de dinero y riquezas materiales. ¿Quién no lo ha deseado? y no sólo una vez, sino más de una vez, ser rico, millonario o multimillonario, ser el dueño del mundo o el más rico, pues sentimos que de esta forma se acabarían totalmente y para siempre nuestros problemas, y por tanto haber conquistado la tan ansiada felicidad, y poder decir: ¡Misión cumplida! Con esto sentimos haber cumplido con nuestro propósito de vida, pues decimos, ¡ahora sí puedo morir tranquilo, pues ya soy rico, tengo todo y mis hijos y familia también!, nos sentimos satisfechos y listos para partir de éste tormentoso mundo.
A menudo vemos casos de familias adineradas que sufren porque sus hijos viven en el mundo de la droga, mafia o delincuencia, suicidios o divorcios pues alegan que no son felices. Pensar que muchas personas que aún no tienen los recursos económicos suficientes, ven en el dinero la forma para lograr la felicidad, y una vez que los obtienen, aquel vacío se manifiesta y acentúa, pues se dan cuenta que tal vez perdieron oportunidades, momentos o años valiosos de sus vidas en aquello en donde verdaderamente encontrarían la felicidad, cegados probablemente por lo que le llamamos “el anhelo tentador” de la Sociedad Actual.