El Ego Desbordado
El paradigma del ego
La autoestima constituye un aspecto de la personalidad, así como del amor propio y sentido de pertenencia, que ocupa un lugar y espacio en su entorno. Es una especie de reconocimiento y reivindicación, necesarios, de que la persona existe y merece respeto a su integridad.
Sin embargo, los paradigmas del dinero, propiedad y territorio descritos, propician condiciones para que la autoestima evolucione hacia formas de ego desbordados, que en lugar de estimular el desarrollo conjunto de las personas, motiva la desigualdad, inequidad e indiferencia.
Ante la situación de tenencia de recursos insuficientes para satisfacer sus necesidades, la persona trabaja incansablemente y ha transmitido de generación en generación una formación que busca superar esta deficiencia, sin ser consciente de que ésta aparente buena práctica derivaría hacia egos desbordados.
Todos, desde niños y durante todo nuestro crecimiento, hemos sido formados con mandatos como:
¡debes ser el mejor!,
¡debes ser el primero!, ¡debes ganar!,
¡debes ocupar el mejor puesto!,
¡debes ser importante!.
Aparentemente parecen no tener una connotación negativa, pues, en nuestra sociedad, la competencia es concebida como algo bueno para lograr el desarrollo, y no sólo como algo bueno, sino que constituye la ruta a seguir para alcanzarlo.
Que te parece si en vez de formarnos con los mandatos antes mencionados, lo hiciéramos con frases como:
¡debes desarrollarte como persona!,
¡da lo mejor de ti en cada ocupación que desempeñes!,
¡expresa el 100% de tu potencial humano!,
¡toda persona debe desarrollarse!,
¡todos somos capaces!,
¡todos somos importantes!.
Los mandatos que recibimos predominantemente modelan y refuerzan la comparación entre las personas y siembran inconscientemente la necesidad de superar al otro, más que superarse a sí mismo. Es así como, lo que nació, inicialmente, como una necesidad de superar las necesidades básicas de la persona, se convierte a la larga en una suerte de necesidad de dominio sobre los demás en todo aspecto.
Esta necesidad de dominio, se constituye como la búsqueda de la superioridad, o al menos, la igualdad con los que llegaron a la cima, situación que otorga dominio sobre las cosas y las personas, sentirse indispensables e importantes, un estatus a través del cual se logra acceder a algo que los demás no tienen, tener exclusividad, comodidad y lujo.
En el extremo, una suerte de rey y amo absoluto, una relación de amo y esclavo disimulado, sometido a su poder inalcanzable; en suma, el Paradigma del Ego plantea: tener el mayor poder posible e independencia de los demás para hacer lo que uno quiere.