El Anhelo Tentador

Lo describimos así:

  • Estudiar en el mejor colegio.
  • Ingresar a la universidad en la primera.
  • Tener una carrera profesional con título que te de prestigio y permita acceder a los mejores puestos laborales.
  • Tener maestrías y grados académicos, que permitan que te llamen “Doctor”.
  • Trabajar en una prestigiosa empresa, que le dé realce a tu curriculum y por lo tanto te permita acceder a mejores oportunidades laborales y por supuesto: mayor ingreso.
  • Ser el mejor y el primero en todo cuanto te propones y donde estés.
  • Aspirar a un mayor ingreso, además de exigirte tener un buen ingreso.
  • Obtener reconocimiento, ¿ser famoso?, ¿que todos sepan que existes, que hablen de ti?, ¿que te reconozcan y pidan autógrafo cuando te vean?.
  • Prestigio.
  • Tener una casa, no, que sean dos o tres, o no sé cuantas, una de playa otra de campo, con piscina, área verde, confort y lujo, ¿una mansión?, ¿cuántos pisos?, ¿cuántas cuadras?. Ni que decir del carro, ¿aspiras un convertible?.
  • Viajar y conocer el mundo, disfrutar de los mejores paisajes, hoteles, resorts, la mejor comida, sin importar el precio… en fin, si tienes el dinero suficiente, ¿porqué no darse un gustito?, ¿uno sólo?, va, para eso has estudiado, trabajado y quemado tus pestañas, ¡¡¡me lo merezco!!!.
  • Tener tu propia empresa y que sea próspera, de prestigio y la mejor, CLASE A1, súper VIP.
  • Tener tarjeta de crédito, la más exclusiva, ser socio exclusivo, pertenecer a la ELITE de la SOCIEDAD ACTUAL.
  • Tener la pareja más hermosa.
  • Tener familia e hijos.
  • Dar a mis hijos lo mismo que tengo y lo que no tuve.

¿Quién no caería en esta tentación?, difícil es decirle NO. La mayoría de nosotros tal vez asocia la felicidad como sinónimo de lo que hemos querido llamar “el anhelo tentador”, en el entorno de la SOCIEDAD ACTUAL.

Este es un escenario desalentador acentuado aún más por “el anhelo tentador”, que nos hace creer, erróneamente, que aquel Mundo Feliz es una utopía, atándonos cada uno de nosotros de brazos e impidiendo que hagamos lo que debemos, aquí y ahora, para hacer de él una realidad.